No es ni taberna ni caverna, sino… Lucerna. Esta mañana me he despertado temprano, que es lo que pasa cuando compartes habitación con otras 19 personas y llegan las 7:30 de la mañana. Es la habitación con la que más gente he estado durmiendo hasta ahora, ahora que caigo.

Bueno, el caso es que mientras desayunaba he estado pensando a dónde iba hoy, y mirando el mapa he visto que Berna ya lo tenía prácticamente acabado, así que me he conectado a internet a ver qué había más o menos cerca y que mereciera la pena y me ha salido Lucerna.

He llegado sobre las doce y media, y la primera tarea ha sido coger un mapa en la oficina de turismo que suele haber en las estaciones. Después he tenido que encontrar un sitio donde comprarle pilas a la cámara, que ayer ya empezó a quejarse y no tenía ganas de quedarme sin fotos.

Esto es lo que se ve al salir de la estación

Esto es lo que se ve al salir de la estación

Según el mapa no es una ciudad muy grande, y por lo que he visto con dedicarle el día que le he echado va que sobra, pero ha merecido la pena.

Lo principal de Lucerna es que está rodeando a un lago enorme, y que la ciudad es bastante pija. En el rato que me he fijado me he cruzado con tres ferraris y otros muchos coches de lujo de los que ni siquiera sé la marca… Por lo visto tiene un casino bastante conocido y además ahora hay un festival allí, que por lo que he visto en los carteles también tiene pinta de pijo (no sé si es de música clásica o algo así, sólo sé que en uno de los carteles salía un señor muy serio tocando el piano y en otro una botella de champán que seguro que cuesta más de lo que gano yo en dos meses).

Foto del lago del que no he llegado a saber nunca el nombre...

Foto del lago del que nunca he llegado a saber el nombre...

Otra foto del lago

Otra foto del lago

Lo primero que he hecho ha sido seguir un paseo que hay bordeando el lago. Dura aproximadamente tres cuartos de hora la ida (la vuelta dura aproximadamente lo mismo) y está bastante bien. He comido algo al borde del lago y han aparecido bastantes patos y cisnes a ver si les caía algo, supongo que deben estar acostumbrados a que la gente les de comida.

Por aquí es donde me han acosado los patos y cisnes, que es donde me he parado a comer algo

Por aquí es donde me han acosado los patos y cisnes, que es donde me he parado a comer algo. Son tímidos y se han escondido para la foto.

A la vuelta del paseo he seguido una ruta a pie que recomendaban en el mapa que he cogido, y empezaba subiendo a una muralla en la que una de las torres tiene un reloj bastante antiguo que aún funciona, y puedes ver el mecanismo completo subiendo hasta el final de la torre.

El reloj de la torre

El reloj de la torre

Eso está en la parte más alta de la ciudad, y la siguiente parte del paseo consistía en ir bajando poco a poco pasando por las calles y plazas más importantes, que básicamente se han convertido en un gran centro comercial porque había tiendas de todo tipo por todos sitios. He visto unos tres puentes o cuatro para cruzar el lago, alguno de ellos cubierto y al lado de una torre en mitad del agua…

Puente cubierto y la torre en el agua

Puente cubierto y la torre en el agua

Lo mismo desde otra perspectiva

Lo mismo desde otra perspectiva

De todas formas hay sitios bonitos, yo personalmente venía sin ninguna pretensión y se me ha pasado el día bastante rápido, asó que algo bueno debe tener. También merece la pena el viaje en tren, que es cerca de hora y media pasando por prados verdes con sus vacas y sus casas típicas. He intentado hacerles fotos desde el tren, pero no ha salido ninguna medio decente 😦

Esta noche toca recogerse pronto, que mañana por la mañana me tengo que levantar sobre las 6:30 para ir a Venecia…


De momento hay una cosa que se está cumpliendo en todas las ciudades a las que voy, y es que me ha llovido en todas. No había sido un problema hasta hoy, que aparte de agua también había viento y el paraguas no está ya para esos trotes. De todas formas lo de hoy ha sido raro, porque lo mismo hacía sol que en diez minutos estában cayendo rayos y truenos.

En fin, tal y como ha empezado el día iba a tener muchísima suerte, porque he pisado una mierda y en teoría es lo que tocaba, pero al final no ha sido así o por lo menos no ha pasado nada fuera de lo normal. Bueno, sí… llevo todo el día canturreando la canción de Heidi, esa de “abuelito dime tú”, pero me he centrado especialmente en el estribillo, cuando está con la parte en la que grita “abuelitooooooooooo”. En algún momento debo haber sacado la melodía de la cabeza para llevarla al mundo real porque en un momento determinado he visto una pareja mirándome muy raro…

Berna no es una ciudad muy grande, pero sí he visto algunas cosas que me han llamado la atención. La primera es que las bolsas de basura las debe proporcionar el ayuntamiento, porque cuando he salido esta mañana sobre las 10:00 me he fijado en que absolutamente todas las bolsas eran iguales, y que lo único que cambiaba era el tamaño (17, 35, 60 y 110 litros). Además todas tenían el mismo dibujo y el escudo de la ciudad, que no es que todos compren en el mismo supermercado.

También me ha chocado ver que los autobuses van conectados a la red eléctrica, eso no lo había visto nunca. Los tranvías sí, pero los autobuses…

Por otra parte aquí debe llover muchísimo durante todo el año, porque en muchas calles hay dos tipos aceras, una cubierta y otra descubierta, y la parte de arriba de muchas casas tienen unos salientes mucho más grandes de lo normal, supongo que para evitar que la gente se moje más de lo necesario. Y otra cosa que no es muy común ver es que muchas tiendas están en los sótanos de los edificios, y no es extraño ver a pie de calle unas escaleras hacía abajo que acaban en tiendas de todo tipo.

Supongo que es lo que tiene no haber viajado mucho hasta ahora, que estas tonterías me llaman la atención…

Por lo visto el casco antiguo está declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Es bonito pero no muy grande, la verdad. He estado dando vueltas sin mirar el mapa y más de una vez he vuelto al mismo sitio en el que ya había estado. Los puentes que cruzan el río son impresionantes, especialmente porque la ciudad está construida en dos alturas y desde algunos de ellos se tiene una perspectiva muy amplia de casi toda la ciudad.

Aquí os dejo algunas fotos, alguna es de ayer pero la mayoría son de hoy. No sé por qué pero hoy no tenía el día inspirado y hay pocas que me hayan gustado de las que he hecho, pero bueno…

Esto es lo que se ve al subir la cuesta asesina del albergue

Esto es lo que se ve al subir la cuesta asesina del albergue

Entrada a una de las tiendas en los sótanos

Entrada a una de las tiendas en los sótanos

Una de las calles del centro

Una de las calles del centro

Casas a la orilla del río

Casas a la orilla del río

Aquí he echado un café esta mañana

Aquí he echado un café esta mañana

Uno de los miradores

Uno de los miradores

Vista desde uno de los puentes

Vista desde uno de los puentes

Una plaza

Una plaza

Berna desde arriba

Berna desde arriba


Después de dejar las cosas en el albergue he vuelto a la estación, que está a unos diez minutos andando. La distancia no es el problema, sino una cuesta asesina que hay en el camino. Bajarla con la mochila ha sido fácil, a ver qué tal el domingo…

Ya tengo la reserva para el siguiente viaje, Venecia. Salgo a las 8:07 de la mañana y llegaré a las 14:40, así que a pesar del «madrugón» dormiré algo en el tren.

Después de solucionar el tema del viaje me he ido a dar una vuelta y no sé si será por lo poco que me ha gustado Frankfurt, pero Berna me está encantando. Mañana haré unas cuantas fotos porque hoy me he quedado con las ganas.

Y hablando de fotos, ya me han mandado las que me hicieron en Koblenz. No es que me apetezca especialmente subir una foto para que la gente se ría de (o con) mi careto, pero como lo prometido es deuda, ahí va:

Yo

Yo en la estación de Koblenz

Vale, no es una sonrisa deslumbrante… pero por lo menos no es la cara de cartón de siempre, ¿no?


Llegada a Berna

03Sep09

¡Ya estoy aquí! He salido esta mañana sobre las diez y cuatro horas y media después he llegado a Berna, que me ha recibido con una tormenta de verano bastante refrescante, sobre todo porque en el rato que he tardado en sacar el paraguas camino del albergue me he puesto como una sopa…

El albergue está bastante bien, inmenso y con mucha luz, con ventanas que dan a árboles y verde mires a donde mires. En cuanto he llegado he puesto una lavadora porque ya estaba otra vez bajo mínimos, y en cuanto acabe me iré por ahí a ver la ciudad, que por el mapa que me han dado en información no parece demasiado grande, así que si veo que me sobra tiempo no haré como en Frankfurt y me iré a investigar los alrededores, que para eso tengo el interrail.

Respecto a las fotos de Frankfurt, ya subiré alguna, aunque no he hecho muchas porque no encontré a qué hacérselas. Incluso veía manadas de chinos cámara en mano y con cara de angustia, como preguntándose «y a qué se le puede hacer una foto aquí».

De momento esto me ha gustado bastante más, y durante el trayecto en tren me he cruzado con varios pueblos típicos de Heidi con las cabras y las casas típicas, y con más pastos llenos de vacas de lo que hubiera podido imaginar. Sólo queda que se arregle un poco el día, se acabe la lavadora y me vaya a patear por ahí, que hoy tengo ganas de ver cosas nuevas. No sé si habrá sido Frankfurt o yo, pero llevo un par de días un poco apagado, a ver si aquí con tanto verde se me pasa 🙂

Hace mucho que no pongo un post de los espesos, pero es que realmente ahora mismo no tengo mucho que decir… Supongo que estoy asentando ideas, como se suele decir, así que no creáis que os habéis escapado porque ya llegará algún otro de regalo.

¡Hasta luego!


Hoy ha sido un día bastante gris, ya no por el tiempo, que también, sino porque no hay mucho que hacer en esta ciudad, y lo poco que merece la pena verse está bastante cerca y se ve en un rato. Vamos, que por primera y espero que por última vez, no he acertado con la ciudad a la que he ido.

Afortunadamente hay un paseo a la orilla del río que es bastante largo. Creo que si sigues hasta el final puedes acabar a 21km de Frankfurt, pero yo a los cinco ya me he cansado y me he dado la vuelta, así que como hoy también me he despertado temprano resulta que sobre las 13:00 de la mañana ya llevaba más de 10 kilómetros andando. Para entretenerme un poco lo que he hecho ha sido buscar vías alternativas de volver al hostal, lo que me ha dado la oportunidad de comprobar el barrio en el que está.

Por un lado tenemos un callejón que es lo más parecido a un barrio turco, lleno de peluquerías para turcos, bares para turcos, supermercados llenos de productos turcos y millones de sitios donde comprar kebaps. Por otro lado, y justo debajo del albergue (que está muy bien, quitando esto) tenemos la plaza en la que se congregan pandillas de yonkis a contarse el día. Lo bueno de los yonkis es que son multiidioma, y por eso, cuando me dicen algo que a mí me suena como «aaaaAAAAaaaAAAAAaaaaaaa» y yo les respondo «que te pires» ellos lo entienden. Contado así parece un poco inseguro, pero la verdad es que no lo es porque la calle es muy grande y luminosa, hay mucha gente siempre (no sólo yonkis) y se ve bastante policía.

Lo de que la zona está bien iluminada se debe en gran parte a los neones de los puticlubs y sexshops que hay cerca. Me empecé a fijar cuando anoche, sobre las ocho, me fui a dar una vuelta y señor calvo y bigotudo me miró fijamente, me guiñó un ojo y me señaló un local que hay en una esquina cuyo logo es otro señor calvo y bigotudo pero esta vez con un traje de cuero y cadenas.

Según me dijo un gay no hace mucho, «el verdadero macho es el que lo ha probado y no le gusta». Parece un buen argumento, pero no me termina de convencer, así que de momento vamos a dejar las cosas como están…

En fin, que esa ha sido mi experiencia en Frankfurt. La cuidad es demasiado gris para mi gusto, mucho cemento y pocas flores, muchos rascacielos y pocos parques. En comparación, y por goleada, me quedo con lo que vi de Koblenz…

Mañana toca Berna, no sé a qué hora llegaba pero me suena que sobre las 14:30 o algo así. A ver qué me encuentro por allí…


En Frankfurt

01Sep09

Ayer tocó viaje desde Amsterdam hasta Frankurt. El tren salía a las 10:34, pero llegué mucho antes a la estación porque uno de mis compañeros de habitación se levantó sobre las 4:30 y ya no me pude volver a dormir, así que a las siete y pico ya estaba desayunando y sobre las ocho en la estación. Estuvo bien ver la ciudad tan temprano y tan vacía, la verdad es que parecía otra.

Llegué a Frankfurt sobre las dos y media, y me fui directo al hostal que está a menos de dos minutos andando. A la media hora estaba de vuelta en la estación para ver cómo ir a Koblenz (creo que se escribe así), que es donde vive una amiga de Madrid que ahora está aquí. El camino en tren hasta allí es curioso, porque va siguiendo el caudal del Rin y pasamos por varios pueblecitos que están a la orilla, y si no hubiese estado tan perro lo normal es que le hubiese echado alguna foto porque merecían la pena. Se nota que estos alemanes son ordenados hasta para plantar árboles, porque muchas de las laderas estaban con cultivos de lo que fuese y todos los árboles estaban perfectamente alineados.

Estuvimos dando una vuelta por la ciudad, que no es muy grande, y comiendo algo, que yo llevaba sin comer nada desde el desayuno de las siete y cuarto y a las cinco de la tarde estaba ya que me comía hasta las piedras. A ver si subo alguna foto de las que hice porque el sitio estaba muy bien. Y a ver si me envía las fotos que hizo ella porque me parece que en un par de ellas salgo yo sin la habitual cara de cartón… La tarde estuvo bien, aunque de primeras se me hizo raro hablar con alguien que me entendía y que la conversación durase más de un minuto.

Ahora estoy en Frankfurt sentado en una cafetería dejando pasar el tiempo porque esta ciudad tampoco es muy grande. Hace un calor bastante más intenso del que podría esperar, parece que incluso la gente de aquí está sorprendida porque el que me ha puesto el café ha notado que no era de aquí y al preguntarme que de dónde era me ha dicho que si me había traído el calor… Por otra parte, según me han contado, en la guerra gran parte de las ciudades quedaron destrozadas y casi todos los edificios son “nuevos”, y es una mezcla curiosa la que ha quedado porque lo mismo te encuentras un edificio como alguno de los miles que hay en la playa de apartamentos turísticos al lado de la catedral o ves que detrás de alguna iglesia pequeña aparece un rascacielos de oficinas.

En fin, que lo que llevo de día está siendo bastante relajado. Antes de empezar con el paseo me he vuelto a acercar por la estación para organizar el siguiente viaje a Berna, y hay un par de trenes que me vienen bien. Ya he reservado el albergue, y menos mal que me he puesto ahora a mirarlo porque sólo quedaba sitio en uno de los que he encontrado. Me tendré que concentrar también en intentar no equivocarme de tren, que por lo visto aquí es bastante normal que tengas que hacer transbordos y con lo despistado que estoy últimamente a saber dónde puedo aparecer…


No ha estado mal el día, aunque hoy he tenido que volver a buscar una lavandería porque ya estaba bajo mínimos, supongo que es lo que tiene haber echado nada más que cinco camisetas a la mochila… Esta vez no he tenido la suerte de París, que estaba al lado del albergue, sino que he tenido que darme un buen paseo hasta llegar a la más cercana.

Una vez que he solucionado este tema y he vuelto me he ido al Museo Van Gogh, que está a un tiro de piedra del albergue. Me ha resultado un poco caro pero realmente merece la pena. Después he empezado a caminar hacia el centro y una vez que ya estaba por ahí he guardado el mapa y me he dispuesto a perderme como de costumbre.

Los que conozcáis Amsterdam tendréis que estar de acuerdo conmigo en que el tema de las bicicletas es demencial. Hay miles y millones de bicicletas por todos sitios que aparecen por todas las calles, tienes que tener mil ojos para moverme medio metro a un lado aunque estés en la acera porque te pueden llevar por delante, y de intentar cruzar una calle mejor ni hablamos, porque si está en rojo ellos siguen porque no son coches pero si está en verde también siguen porque van por la carretera.

De todas formas se distingue perfectamente a los autóctonos de los visitantes que han alquilado una bicicleta. En primer lugar he visto muchos más tipos de bicis que en mi vida, con complementos de todo tipo tanto para llevar la compra como a los niños pequeños, y de todas las formas, tamaños y colores. En segundo lugar por la habilidad casi circense con la que se manejan, da igual que sean críos o mayores. He visto gente a toda hostia con la bici hablando por el móvil, llevando otra bici vacía (no sé para quién sería), llevándola con una sola mano mientras que con la otra llevaban las bolsas de la compra, pero el que más me ha impresionado ha sido uno que llevaba un barril de cerveza… Un ejemplo de los miles de modelos que podéis encontrar:

Bicicleta último modelo

Bicicleta último modelo

Por otra parte hay repartidas plataformas por toda la ciudad para que la gente las pueda dejar aparcadas, pero aquí con candados y no como en Brujas…

Lo siguiente que me ha llamado la atención ha sido que aunque estés en una calle llena de gente es posible que gires en cualquier momento y te encuentres en la más obsoluta soledad:

Ni un alma

Ni un alma

Y como no, los millones de puentes y canales que encuentras a cada paso:

Uno de los canales

Uno de los canales

Y otro

Y otro

Y otro más pero con bici de regalo

Y otro más pero con bici de regalo

Al margen de estar lleno de canales, gente y bicicletas, Amsterdam destaca por el intenso olor a porro que se respira por algunas calles y la extraña felicidad que parece invadir a la gente que los habita, así como el barrio rojo (al que he llegado sin saber dónde estaba porque he visto una iglesia al final de una calle y para allá que he tirado) en el que he visto familias paseando de la mano con los niños mientras las señoras prostitutas saludaban desde el otro lado de su cristal. La verdad es que ha resultado un poco chocante…

Ya a la vuelta me he metido en un parque cercano al albergue para descansar un poco las piernas, que ya van notando el histórico y no es plan de maltratarlas más de lo necesario.

Total, que aquí estoy en el albergue preparándome para ver otro capítulo de Perdidos y meterme pronto en el sobre. Sí, vale, es sábado por la noche y estoy en Amsterdam, pero después de las caminatas y el cansancio la idea de salir por ahí yo solo como que no me resulta muy apetecible. ¿Será la edad o es que lo de salir solo por ahí no me ha llamado nunca la atención?


Hoy me he despestado en Brujas sobre las 7:30 y con la sana intención de hacer todo el ruido posible para despertar a mis queridos compañeros de habitación, que por lo visto era un grupo del gente que venían juntos para ir a un concierto de algo relacionado con el heavy por lo poco que he conseguido escuchar.

Llegaron sobre las 3:30 sin ninguna intención de ser discretos, y mucho menos de mantener las luces apagadas ni nada que se le pareciera, y cuando por fin los angelitos se han dormido al menos cuatro de ellos roncaban, cada uno a un volumen y ritmo distintos, así que la noche no ha sido de lo más relajada y cuando por fin me ha sonado el despertador me ha faltado sacar una pandereta porque ya no se me ocurría qué hacer para poder hacer más ruido. Vengativo que es uno, qué le voy a hacer.

En cuanto al viaje, la idea era volver a Bruselas y coger desde ahí un tren a Amsterdam, pero al preguntar en la ventanilla de salidas internacionales me han dicho que había otra opción con la que me ahorraba una hora, que al final es la que he cogido. Al llegar a Amsterdam he cogido el Tram número 5 (un tranvía de toda la vida, pero aquí se llaman así) y en un cuarto de hora ya estaba en el hostal. No está mal, aunque de los compañeros aún no se nada porque la habitación está vacía.

Una de las ventajas del interrail es que puedes ir donde quieras y que no hace falta haber hechos planes previos porque en teoría siempre habrá una cama libre casi en cualquier sitio, pero yo, a pesar de no haber planificado casi nada del viaje, lo primero que hago cuando llego a un sitio es ver cómo se llega al siguiente porque no me gusta dejar esas cosas para el final. Ahora ya he llegado a los dos viajes que no tenían un destino fijado, llamados «algún sitio en Alemania y después otro sitio en Suiza».

Mi primer paseo ha sido a la estación para cerrar ese tema, y viendo las salidas internacionales desde aquí la conexión más fácil para Alemania era Frankfurt, así que allá que voy, incluso he reservado un albergue que está muy cerca de la estación porque desde ahí sí que haré alguna visita (espero).

El  choque respecto a Brujas ha sido brutal… No se debe pasar de calles vacías a esto que he encontrado, ha habido momentos en los que me he agobiado de ver a tanta gente, aunque tengo que admitir que cuando he preguntado un par de cosas a gente de aquí han sido mucho más simpáticos de lo que podía esperar.

Ahora estoy en el hostal dejando descansar la rodilla, que volviendo de la estación me ha dado un susto y no está el horno para bollos, que justo hoy he llegado al ecuador del viaje y todavía me quedan otras dos semanas que no me quiero perder (a pesar de los cambios de humor que tenga de vez en cuando…)

Me acabo de dar cuenta que hoy estoy bastante comunicativo, tres post en un día…


Fotos de Brujas

28Ago09

Después del post raro de hace un momento toca uno de fotos… Lo escribí ayer, pero la conexión del albergue era lamentable y no pude subirlo en todo el día, así que ahora que acabo de llegar a Amsterdam y la cosa va un poco mejor, aprovecho y actualizo.

Lo que decía ayer es cierto. En unas cuantas horas te puedes recorrer Brujas. He salido del albergue sobre las 10:30 cámara en mano, he empezado a caminar y me he perdido y encontrado unas mil veces, supongo que es lo que pasa cuando no miras el mapa excepto cuando has pasado tres veces por la misma calle y quieres cambiar de zona.

La ciudad merece la pena, las cosas como son, aunque hoy no estaba yo en condiciones de disfrutarla mucho. No sé si será que ya llevo casi dos semanas (las hago mañana) y que realmente estoy algo cansado, pero he pasado por los sitios casi sin mirar, completamente absorto en mis pensamientos, y lo peor de todo es que ni siquiera recuerdo en qué pensaba.

En fin, tras estos alegres pensamientos os dejo unas cuantas fotos que he hecho hoy. Me gustaría poder ponerles título o deciros dónde están, pero la gran mayoría de ellas las he hecho mientras andaba perdido…

Hay bicis por todos sitios, la gran mayoría sin candado ni nada que se le parezca. No puedo imaginar algo así en España, que somos unos cafres...

Hay bicis por todos sitios, la gran mayoría sin candado ni nada que se le parezca. No puedo imaginar algo así en España, que somos unos cafres...

Un parque para perderse

Un parque para perderse

Esto es una cafetería al pie de un lago...

Esto es una cafetería al pie de un lago...

Había cisnes por todos lados

Había cisnes por todos lados

En la plaza Markt, o MarketPlace (me persigue...)

En la plaza Markt, o MarketPlace (me persigue...)

Desde uno de los puentes sobre el canal

Desde uno de los puentes sobre el canal

Uno de los cuatro molinos que hay cerca de donde estaba el albergue

Uno de los cuatro molinos que hay cerca de donde estaba el albergue

Y como nota curiosa, me extrañó mucho ver que en bastante ventanas había páginas como ésta de la foto, no sé que significará lo que pone…

Mariposas

Mariposas

Ni que decir tiene que cayeron tanto el gofre reglamentario como un pequeño surtido de chocolates belgas, que no me podía ir sin probarlo 🙂


A raiz de uno de los post que escribí me llegó un correo inesperado, en el que alguien me aportaba su punto de vista respecto a lo que se supone que me puede estar pasando. Me decía que por lo que podía leerse ya había conseguido determinados objetivos materiales, que había cumplido con lo que la sociedad puede esperar de cualquiera, pero que los objetivos vitales los había dejado bastante abandonados, y que la gran mayoría de problemas que creo tener no son en realidad más que historias que me monto para tapar unas carencias afectivas, seguramente de pareja. En esto útimo no estoy muy de acuerdo, ya que pienso que lo de no tener pareja es una consecuencia de todas las historias tan extrañas que tengo en la cabeza pero nunca una causa. Pero en el resto…

En estas dos semanas de patearme las ciudades por fuera y a mí por dentro me estoy dando cuenta de que el círculo vicioso de tener que marcarme un objetivo para poder darle un sentido a lo que hago no ha sido una buena idea. No sé cuándo empezó, pero hubo de haber algún día en el que me convenciese de que al conseguir algo podría ser feliz.

Por ejemplo, el día que lei el proyecto de fin de carrera y por fin acabé con aquella historia debería haber sido uno de los más felices de mi vida, más por haber acabado algo que se me atragantó que por haber conseguido un papel en el que dice que sé hacer algo que sé hacer, pero el único recuerdo que guardo de aquel día es la de un vacío inmenso.

Echando la vista atrás siempre que he conseguido alguna de las metas que me marcaba ni siquiera me tomaba el tiempo suficiente para disfrutarlo, sino que tras una sensación de vacío enorme me volvía a centrar en conseguir cualquier otra cosa.

Tal vez sea ese el motivo por el que a veces me marco objetivos imposibles o me obceco con cosas que no debería, el poder tener la sensación de que aún hay algo por conseguir y que si alguna vez lo tengo por fin todo estará bien, pero no deja de ser un autoengaño cada vez más grande.

Espero que lo que me queda de viaje pueda limpiarme de estos hábitos, aunque no creo que en dos semanas se consiga algo así. El caso es que por lo menos ya me he dado cuenta de que es imposible correr tras lo que no existe y que a veces hay que saber decir “basta” y ver que no siempre se puede tener lo que se quiere, y que nadie se muere por eso.

Ahora tengo la duda de si los objetivos que me marqué han sido los adecuados, y me surgen muchísimas más dudas respecto a lo que pueden ser esos objetivos “vitales”. ¿Pareja? ¿Familia? ¿Amigos? Viendo el histórico de cosas que me han preocupado hasta ahora estos son temas que a veces han estado ahí, pero a los que jamás les he dedicado mucha atención, tal vez por haber pensado que yo puedo con todo y que no necesito a nadie. Nunca he hecho grandes esfuerzos por tener pareja, a pesar de que muchas veces lo he echado de menos. Lo de fundar una familia es algo que siempre me ha sonado a ciencia ficción, a pesar de que siempre he dicho que quiero que haya por ahí alguna criaturita que me llame “papá”. Y en cuanto a los amigos, tampoco he sido un tío lo que se dice “simpático” o que haya buscado gente con la que pueda tener más o menos cosas en común para sentirme acompañado a pesar de haberme sentido muy solo en muchas ocasiones.

El tema está en que estas carencias que hasta ahora no lo eran resuenan cada día con más fuerza, y es algo que me resulta muy extraño porque ni siquiera sé por dónde empezar.

En definitiva, que esto de darse cuenta y aceptar que hay que aprender a vivir en sociedad para poder llegar a hacer eso que se llama “realizarse” está resultado una mierda que abre muchas más dudas de las que cierra. Quizá ahí esté la gracia, ya lo iré averiguando…